La ortiga, especialmente la variedad conocida como Urera baccifera, es una planta poderosa y un poco temida por su efecto urticante, pero muy valorada por sus propiedades medicinales.
Uno de sus usos principales es como diurético, ayudando al cuerpo a eliminar líquidos retenidos y a limpiar los riñones de forma natural. Esto la hace ideal como parte de un tratamiento depurativo o para quienes necesitan apoyar el sistema de eliminación de toxinas.
También es muy rica en minerales como hierro, calcio, magnesio y silicio, lo que la convierte en una gran aliada para fortalecer el cuerpo, en especial en momentos de desgaste físico, anemia o debilidad general.
También por su alto contenido de minerales y propiedades antiinflamatorias se recomienda mucho durante el posparto.
Gracias a estos nutrientes, también fortalece el sistema inmune y da soporte al sistema nervioso, ayudando a calmar tensiones y a mantener la salud de los nervios en general.
Algunas personas sienten que les “activa el cuerpo eléctrico”, como si les diera un empujón de energía vital cuando la consumen regularmente.
Además, es un antiinflamatorio natural bastante potente, especialmente en procesos internos como artritis, problemas digestivos con inflamación o afecciones musculares.
No solo se toma en infusión o extractos: en algunas tradiciones se utiliza de forma externa golpeando suavemente la piel con las ramas frescas, lo que parece doloroso, pero actúa como una especie de acupuntura natural. Este uso se ha practicado durante siglos para activar la circulación, aliviar dolores crónicos y despertar la energía del cuerpo.
A pesar de su efecto urticante, la ortiga bien usada es una de las plantas más completas y revitalizantes que existen. Una vez secas o cocidas, sus hojas pierden el efecto irritante y pueden consumirse con tranquilidad en tés, sopas o licuados verdes.

Dosificación

🟡 Se puede tomar 2-3 tazas al día durante 1-2 semanas. No es recomendado durante el embarazo.

• También se puede utilizar crudo en batidos o pesto.